Diálogos hechos a mano

Conclusiones Diálogos Hechos a Mano

Diálogos Hechos a Mano

Es preocupante escuchar tan poca cosa de quienes llevan tanto tiempo haciendo teatro.

Todas las disciplinas humanas necesitan evolucionar en sus conceptos, ideas, acciones y visiones para poder ser útiles en cada etapa histórica, si se calcifican en un momento y no actualizan su información, acaban por perderse en los libros de historia pasada. Las disciplinas tienen la opción de actualizarse constantemente según sea necesario o construir su conocimiento con una base universal para que este no tenga posibilidad de caducar jamás.

Lo claro es que cualquiera de los dos caminos, debe formularse desde la concepción de la complejidad, es decir, de entender que todas las partes forman un todo universal y que todo el conocimiento es el mismo, pero tratado desde distintas aristas de la percepción humana de la realidad.

Todas las disciplinas humanas requieren de una construcción de conocimiento complejo para que puedan estar al servicio de la humanidad, si no están al servicio del ser humano, se convertiría en una suerte de actividad de tipo “accesorio decorativo”, una actividad inútil, más cercana al ocio que a la producción.
Una disciplina ensimismada, que vuelca su mirada hacia adentro sin relacionar sus procesos y concepciones con el todo, está en un constante riesgo de ser tan
inservible como una caja fuerte hecha de cartón.

La disciplina del teatro es de naturaleza compleja indiscutiblemente, si no se le ve desde esa mirada de la complejidad, será imposible entenderla desde su esencia y su carácter holístico. Cuando se toma una realidad y se atiende exclusivamente a un segmento de esta, sin tomar en cuenta todos los elementos circundantes y complementarios, esta realidad estará vacía de sentido orgánico. De alguna manera, esta idea ya la había desarrollado Bertolt Brecht, que expresa la necesidad de ver el todo, con su concepto del distanciamiento, que más allá del trillado tratamiento de “distanciar al personaje”, el concepto del distanciamiento responde a la necesidad de alejarse de la particularidad para acceder a la generalidad, no solo del personaje, sino de la realidad que este devela.

Porque a partir de alejar la mirada de un tapiz que se encuentra totalmente pegado a los ojos, se puede observar al tapiz completo y no solo el croma distorsionado que provoca tanta cercanía de los ojos. La acción de extrañarse de una realidad, ofrece la oportunidad de observar el universo completo que la conforma.

Brecht mismo, en su actividad artística, es un ejemplo de esa vida y mirada compleja, pues se permitió escribir teatro, poesía, canciones, música, tratados filosóficos, fundamentación teórica y dirigir teatro, con lo que se ganó el lugar de ser una de las figuras más productivas y multifacéticas de la historia teatral.
Esto sucede porque él no vio al teatro solo como un segmento mínimo, no lo entendió nunca solamente como una partícula aislada en un escenario, él sabía que la escena es una partícula dependiente de otras muchas que se trabajan en el teatro. Sabía que esa acción escénica se sostiene por todas las partículas que deben recolectarse y trabajarse en el camino para llegar a ella. Sabía que el teatro no es solo y exclusivamente la obra de teatro finalizada frente al público.

Dicho esto, podemos tomar la visión compleja -absolutamente necesaria para la trascendencia y utilidad de cualquier disciplina- como punto de partida e hipótesis de las siguientes conclusiones producidas de la experiencia obtenida de los foros que se llevaron a cabo con distintos profesionales del sector teatral.
La hipótesis concreta es: las disciplinas humanas requieren de un tratamiento y concepción de carácter complejo para su trascendencia y utilidad. El teatro
como disciplina humana necesita de esa complejidad, al no darle este tratamiento, el teatro se desgasta, se reduce a su mínima expresión y no se atienden los elementos que lo constituyen más allá de la escena.

Los foros en cuestión, se dividieron en cinco mesas que reunieron a personas que trabajan dentro del sector teatral desde distintas subdisciplinas y desde distintos roles internos al teatro. Cada mesa tuvo un tema que los participantes debían explorar a partir de preguntas realizadas por la moderadora o moderador.

Los temas fueron:

La experiencia de guatemaltecos en el extranjero dentro del ámbito teatral

Pedagogía teatral

Dirección teatral

Dramaturgia

Producción y gestión teatral

Una actividad de este tipo no puede estar completa sin una adecuada evaluación, una posterior lista de conclusiones y en el mejor de los casos una propuesta de mejora.

Presentaré a continuación las conclusiones a modo de evaluación de esta actividad.

Conclusiones generales

El objetivo general de la actividad fue “Recolectar la experiencia que tuvieron profesionales del gremio teatral de distintas áreas laborales en su quehacer durante la pandemia para evaluar los efectos a futuro”. Uno de nuestros objetivos específicos más importantes fue: “Formular propuestas
de mejora, para la ejecución de actividades que se realicen en las áreas teatrales después de la pandemia”. Hago énfasis en este objetivo, porque estamos saturados de actividades que analizan la situación de la pandemia, pero en el sector artístico hay muy pocas propuestas realistas y concretas producto de alguna evaluación que se haya hecho durante este tiempo. Nos interesaba conocer las reflexiones que habían generado las personas que hacen teatro, para poder ejecutar resoluciones después de pasada esta situación.
Estoy consciente del daño profundo que causó esta inesperada pandemia en la sociedad actual, no hubo ningún sector que se librara de esta situación, lógicamente nadie podrá decir que esta pandemia le fue indiferente, todos generaron posturas ideológicas, procedimentales y emocionales respecto a lo que toda la humanidad vivió.

A lo que estamos viviendo juntos. Sin embargo, todos llevaron esta situación de maneras muy distintas y aquí es donde es importante enfatizar, en las formas de enfrentar y resolver esta situación,para poder generar un cuadro comparativo y extraer las mejores resoluciones para momentos críticos.
Aunque estos foros no tenían como eje central la situación de la pandemia, sí abordaban ese punto para poder hacer una visión a futuro. Más allá de profundizar en lo que sucedió durante el mayor momento de cierre producido por la pandemia, deseábamos saber cómo resolvieron esta situación y aún más importante, qué propuestas se generaron para el teatro a futuro, qué aprendieron para mejorar el quehacer teatral después de esta situación.
Las mesas de diálogo generadas en estos foros demostraron que la pandemia, fue más fuerte e importante que el teatro mismo. Desde lo general, las respuestas de los participantes de los foros, expresaron que no hubo mayor movimiento ni creación significativa a nivel teatral. Se evidencian dos posturas, la de aquellos que se detuvieron y se dedicaron a realizar cualquier otra actividad que no fuera teatral y la de aquellos que intentaron hacer alguna actividad teatral dentro de las condiciones que supuso la pandemia.

Las respuestas de los participantes expresan temor por la salud, por la situación política, por lo económico, lo social e incluso un gran apego al pasado; pero no muestran una propuesta auténtica, real, concreta o creativa producida por algún proceso de investigación, entendiendo la investigación desde su acepción más
amplia. Investigación como la actividad de búsqueda consciente que realiza el ser humano para responder a una pregunta, a una inquietud que desea resolver por medio de diversas actividades como la lectura, la participación en cursos, talleres, clases magistrales, la observación de videos, la reflexión, la prueba de ideas, ya sea escribiendo, sometiéndose a profundas observaciones, analizando o explorando a nivel teórico o práctico. Investigar es la sed por el conocimiento, la curiosidad de los niños, es la inquietud perpetua de reconocer la finitud de nuestras vidas frente al infinito de preguntas sin resolver, pero que sin importar nuestra condición efímera, se siguen persiguiendo esas respuestas hasta nuestro último aliento.

La investigación Stanislavski buscando hasta el último día de su vida la verdad escénica, es Grotowski desprenderse del mundo en busca del espectador ideal y del actor santo, la investigación viene del antónimo del acomodamiento. Es buscar respuestas por todos los medios. En los foros, las intervenciones parecen mostrar un momento de pausa, en donde muy pocas respuestas se apegan a las preguntas propuestas, muy pocas palabras ofrecen luz de conocimiento, de creación, de investigación, de proposición. En general, los participantes expresan no haber generado ningún conocimiento o descubrimiento durante la pandemia (hasta el día del foro). Con algunas excepciones que se desarrollarán más adelante, en general no hay nada novedoso que escuchar, ni un incentivo para resolver situaciones críticas, ni un aliciente para seguir el legado de algún profesional que lleva años dentro del gremio teatral, no hay descubrimientos, evaluaciones importantes que compartir, no hay una propuesta para generar conocimiento en momentos de crisis.

Pero si es que, ¡crisis, hemos pasado en muchas ocasiones! y de ellas han surgido maravillosos artistas, pensadores del arte, creaciones trascendentales.
¿Qué nos está pasando?. ¿De verdad es posible pasar un año… dos años sin pensar, hacer, leer, crear, escribir, instruirse, investigar, soñar, respirar y latir teatro?
¿De verdad se pueden pasar meses sin escribir una obra de teatro, un artículo, un libro, un ensayo, una crítica, una metodología? ¿de verdad se puede vivir sin generar conocimiento y sin recibir conocimiento, de la disciplina en que una persona se especializa y a la que le ha dejado toda la vida…de verdad se puede silenciar al teatro desde y su complejidad durante tanto tiempo?

Es preocupante escuchar tan poca cosa de quienes llevan tanto tiempo haciendo teatro, siempre duele cuando cae un paradigma y creo que eso fue lo que pasó con estos foros.
Con algunas excepciones, la musa del arte abandonó a nuestros paradigmáticos referentes de teatro, pareciera que los dejó sin ideas, maniatados, tal vez asustados por la situación, los dejó en silencio. Estoy plenamente consciente de lo que esta declaración significa, de lo desagradables que les parecerán estas palabras a muchos, de la avalancha de maldiciones que después de esto viene, pero siento más amor por la verdad y el conocimiento, que por paradigmas y dogmas del teatro que me incrustaron desde que empecé a estudiar. No tengo miedo a la masa mecanizada experta en “opinología”.

No hay mucho más que decir sobre teatro, propuestas o reflexiones poderosas enfocadas al quehacer teatral en estos foros, pues las respuestas estuvieron más dirigidas al espacio personal y a otras áreas que no nos incumben en esta ocasión. Para hacer justicia, debo rescatar intervenciones como las del maestro Alfredo Porras y Fernando Mencos, que proporcionaron, el primero, una experiencia sumamente enriquecedora desde la práctica docente en tiempo de crisis y el segundo, una evaluación técnica y práctica para la resolución de la crisis docente en el área teatral.
La intervención del maestro Alfredo Porras fue de gran ayuda para evaluar la realidad del cuerpo docente de teatro, en donde él mismo expresó la carencia de instrumentos de enseñanza efectiva, el caos que ocasionó la pandemia, pero que no es una deficiencia nueva, en realidad el sector de docencia teatral no posee ninguna herramienta para realmente impartir un curso de manera responsable con la disciplina pedagógica y mucho menos conocimiento y manejo de la modalidad virtual.
Fue digno de reflexión el escuchar al maestro Porras, cuya metodología se ha basado históricamente en la clase magistral y la mayéutica para impartir sus clases, expresar el profundo pesar que esta situación le causó, ya que no es posible ofrecer una clase de dirección teatral o actuación de manera virtual. Con lo que estoy completamente de acuerdo.

Por otro lado, Fernando Mencos muestra el manejo del área técnica pedagógica y una postura crítica respecto a la enseñanza teatral. Una de las ideas más contundentes que realizó, fue la propuesta de hacer que todo los estudiantes de teatro, sin importar el nivel educativo, cursen de nuevo de forma presencial, el tiempo de duración de las clases virtuales, ya que estas generaciones tendrán una enorme deficiencia en las competencias propias del teatro, que son imposibles de adquirir de manera virtual. Hizo referencia a la situación ocurrida en la ENAD durante el cambio de pénsum bajo la dirección de Luiz Tuchán, donde todos los estudiantes debieron esperar un año para regresar a la escuela y recibir los cursos que realmente fueran necesarios para la enseñanza teatral. Esta es una propuesta concreta y sensata para cuidar el conocimiento teatral en los estudiantes, también funciona como un llamado de atención para aquellos estudiantes que lleven carreras de teatro solamente por un título académico, por las ponderaciones y no por el teatro en sí mismo, ya que aquellos cuyo interés por el teatro es auténtico, podrán ser honestos con ellos mismos, sabrán reconocer que fue un tiempo deficiente y no se resistirán a cursar de nuevo el tiempo necesario para obtener el conocimiento que no pudo ser.

La mesa de los guatemaltecos en el extranjero y su experiencia teatral es interesante de escuchar, son un espejo perfecto para vernos y podernos evaluar.
Cómo nuestra cultura se interpone en muchas ocasiones para nuestro despegue disciplinario, cómo se vivió la misma pandemia en regiones tan distintas a la nuestra y sobre todo, cómo el teatro se vive y se crea desde las manos de los hacedores, por lo tanto desde su resistencia por no dejar de hacer teatro o desde la búsqueda de otros caminos de trabajo dentro del mismo teatro.

Por supuesto que la mesa que mejor defendió sus posturas, expresó lucidez, concreción y puntualidad en sus repuestas fue la de “Producción y gestión teatral”.
Las participantes no solamente demostraron el manejo que tienen del tema, sino, la capacidad de resolución en momentos de crisis. Compartieron con claridad los pasos, las ideas y las estrategias que tomaron para hacerle frente a esta situación.

Fue interesante escuchar las participaciones de Brenda Santizo y Patricia Rosemberg, quienes expresaron resoluciones concretas, actuales e innovadoras; además su búsqueda de resolución a partir de investigar qué estaba pasando en otros países y cómo se estaba resolviendo esta situación, aplicar el aprendizaje a este contexto para resolver, denota un alto interés por su área de trabajo. Las ideas de esta mesa fueron claras, realistas, fueron las que más se apegaron a
las preguntas solicitadas, por lo tanto, las que ofrecieron información más útil. De vuelta a la hipótesis generadora, no podemos olvidar que el teatro no es solamente la obra escénica, esto es una partícula del teatro, por supuesto que es la más importante, puesto que es el objetivo final de todo los procesos que ocurren en esta disciplina. Esta actividad pretendía evaluar la visión compleja de las personas que hacen teatro en nuestro país, la capacidad de resolver y proponer en tiempos de crisis, porque una crisis no sirve más que para sufrir, si no se sale de ahí con un aprendizaje para poner en práctica. Quisimos escuchar la experiencia de profesionales del teatro para asirnos de ellas y poder construir nuevos aprendizajes a partir de sus propuestas, de lo que habían descubierto y generado durante tanto tiempo de aislamiento. Queríamos saber cuantos proyectos nuevos se habían generado con tanta información volcada en internet durante este tiempo, cuántos cursos, talleres, conferencias, ponencias, debates, mesas redondas y demás estrategias de comunicación y conocimiento habían desarrollado. Una persona de teatro siempre tiene inquietudes, dudas, cuestionantes profundas, temas pendientes para investigar, siempre hay una bitácora que guarda en secreto todo lo que quisiéramos hacer en algún momento, una idea para una obra de teatro, un tema de investigación, un ensayo sobre la experiencia en un taller, un análisis de una dramaturgia, un libro de teoría teatral que no terminamos de leer en la universidad, una obra que no entendimos y que quisimos releer, la vida de un actor que quisimos investigar, un estudio de movimiento que no logramos perfeccionar en clase, un vestuario que se intentó diseñar…Pero no encontramos nada de eso.

El teatro no es solamente el acto escénico, el teatro es dramaturgia, es dirección, es pedagogía, es producción y gestión. Si todo lo que hacemos y entendemos por teatro es exclusivamente el acto escénico, nos estamos limitando a lo más obvio y estamos descuidando todos los demás aspectos que sí se pueden trabajar en soledad, que sí se pueden trabajar en la teoría, que sí se pueden trabajar en la virtualidad. El teatro necesita fortalecer tantas áreas con urgencia para poder llegar a un hecho escénico integral y armonioso. Este fue un buen momento para invertir esfuerzos en todas las áreas desatendidas del teatro, fue un buen momento para ver el trabajo de los otros creadores del teatro que no son los actores. Se retoma pues, la hipótesis para concluir con la evaluación de los foros realizados:
Las disciplinas humanas requieren de un tratamiento y concepción de carácter complejo para su trascendencia y utilidad. El teatro como disciplina humana necesita de esa complejidad, al no darle este tratamiento, el teatro se desgasta, se reduce a su mínima expresión y no se atienden los elementos que lo constituyen más allá de la escena.

Dicho esto, se concluye que: En estos foros, al no obtener indicadores concretos de resolución, producción, creación, investigación y aprendizaje, que implican y evidencian un tratamiento desde la complejidad, el teatro se está tratando desde una postura absolutamente reduccionista desde sus hacedores teatrales en el país.
Nunca está de más romper paradigmas, salir de la caverna y cuestionarnos las enseñanzas que nos han dado. Lo más importante en los procesos de aprendizaje es la duda. Si no dudamos, no podremos generar nuevos conocimientos libres. Por supuesto que esa duda debe estar basada en investigación y argumentos, no en una duda banalmente dictada, que se impone por rebeldía superflua o por la necesidad imperante de contradecir cualquier idea para resultar más “interesante” o “intelectual”.
Hay que dudar con bases, estudios y reflexión, porque de lo contrario nos hipnotizarán los paradigmas y seguiremos gobernados por una falacia de autoridad y una falacia ad populum, en donde el teatro lo dictan quienes llevan años haciéndolo, porque eso automáticamente los cataloga como expertos y que como todos asumen la autoridad de estos, nadie puede refutar sus posturas.

Hay que cuidarse de estos paradigmas.
Hay que reconsiderar toda la enseñanza recibida.

Hay que generar personas con criterio, para preguntar por la verdad detrás del
discurso.

Pueden encontrar aquí todos los vídeos. 

Compañía Artística Midas