La fragmentación esa técnica de teatro centroamericana

La fragmentación

esa técnica de teatro centroamericana

Nuestro norte es el centro
Tito Ochoa

Sería diminuto decir que hay un grupo de teatro en Centroamérica que tiene una forma particular e interesante de trabajo, sería pequeño expresar que han presentado obras de evidente calidad y que sus actores son extraordinarios, decir que existe en Honduras, un director con una poética especial para dirigir sería reducir a la mitad lo que en verdad representa el trabajo que ha realizado y continúa haciendo Tito Ochoa en el grupo de teatro Memorias. 

Cuando se piensa en un teatro latinoamericano, emergen dos referencias principales: el teatro popular, de creación colectiva, de crítica social, folclórico o con intención de hacer un rescate de la cultura latinoamericana; la otra referencia es la que tiene altas influencias europeas, tanto en los autores que se ponen en escena, como en la plástica escénica o las metodologías de creación y entrenamiento actoral. Pocas veces estas dos referencias sobresalientes en la creación latinoamericana, convergen en la realidad y hasta podría decirse que han sido antagónicas históricamente, producto de la pugna interminable entre conquistados y conquistadores que nos han heredado rencores y discriminaciones.

 La cultura centroamericana se balancea entre este mestizaje antiguo y por supuesto el teatro lo manifiesta en sus creaciones, identidad, el tipo de entrenamiento y abordaje de la escena. Cuando se erradica, o se diluye al menos, la resistencia ante este mestizaje cultural en la actualidad, se visibilizan oportunidades de creación significativas que aportan caminos de integración disciplinar y filosófica, pues se adentra más profundamente en una dinámica compleja del conocimiento, se enfoca más en las generalidades del ser humano que en sus particularidades. 

Este fenómeno de lo trascendental y la integración de distintas culturas y disciplinas en busca de un eje transversal de “El conocimiento” y no desde un enfoque de particularidades, fue lo que permitió a Tito Ochoa crear una forma de hacer, entender, entrenar y vivir el teatro, a través de su técnica teatral “la fragmentación”. El maestro Ochoa se permitió desdibujar los límites culturales para dar paso a una poderosa propuesta de teatro, que conjuga ejercicios teatrales europeos, especialmente checos y rusos, filosofía alemana, dramaturgia y escuela de teatro europea; con realidades centroamericanas, pero no solamente desde el enfoque de la realidad social o de la necesidad específica del espectador de esta región, sino desde el tratamiento centroamericano de las temáticas humanas.

 Tito Ochoa conjuga con maestría su inclinación por el materialismo dialéctico, su responsabilidad social, su origen en el teatro de protesta política, gremial y rebelde en una región latinoamericana, con la academia formal y rigurosa de los checos, con el carácter cuantitativo de exigentes técnicas teatrales con años de existencia. La fragmentación, es una creación que permite un diálogo entre la Europa lejana dogmatizada en las películas norteamericanas y la centroamérica olvidada en los anaqueles del tercermundismo genérico. Porque fue un centroamericano quien la creó y fue un centroamericano quien ofreció a esta golpeada región una oportunidad de ser vista como generadora de conocimiento, creadora de arte por el arte y no solamente como consumidora de arte, conocimiento, técnica o teoría teatral. Antes de abordar las generalidades de la fragmentación, es necesario esclarecer su condición de técnica teatral, más allá de una poética de dirección o metodología particular de un grupo teatral, con el fin de aportar una opción de entrenamiento sistémico a la formación actoral y contribuir con la profesionalización del teatro centroamericano. La razón fundamental de la existencia de una técnica, es ofrecer un proceso cuantitativo y sistematizado para la generación de conocimiento y dominio de una disciplina. Es de carácter general para que su procedimiento pueda ser reproducido en otras circunstancias similares. La definición más cercana a esta propuesta es la que ofrece el diccionario Oxford, “[countable] a particular way of doing something, especially one in which you have to learn special skills” (Oxford Advanced American Dictionary)

La técnica permite a quién la desarrolla, acercarse a un proceso objetivo, con pasos sistematizados que se puede enseñar, reproducir y repetir cuantas veces sea necesario para obtener un determinado producto. En el caso del arte, la técnica es el factor complementario de la tan codiciada y popularizada inspiración de las musas, pues permite crear o iniciar un proceso de creación independiente al estado emocional del artista o a su disposición anímica. En las artes plásticas, por ejemplo, la técnica incluye los instrumentos que se utilizan para plasmar las ideas del artista, como los pinceles, las paletas, los tipos de lapiceros, lápices o papeles que se pueden usar dependiendo de lo que se desea crear. En el teatro no existen materiales como estos o similares que apoyen a la técnica, puesto que el instrumento y material primario del actor es al mismo tiempo el creador y ejecutante de su arte.

Entonces cuando se habla de técnica en el teatro, se hace referencia a los procedimientos cuantificables y metódicos, cuyo seguimiento de instrucciones, repetición y entrenamiento constante llevan a la obtención de una serie de resultados similares o que responden a una misma naturaleza práctica, como la construcción concreta de un tipo de personajes, una tipología en el abordaje del entrenamiento del actor (si se trabaja desde lo interno a lo externo o viceversa) o la forma de trabajar un determinado autor para trasladarlo a la escena. Por supuesto que esto no significa ninguna especie de receta que pretende una producción en cadena que ofrezca productos iguales en su forma. En realidad es un camino que busca estandarizar los medios de creación, más no la creación final, que sí ofrece unificar la calidad estética, más no reproducir en serie el mismo resultado estético al calco. La técnica en el teatro permite crear fuera de la volatilidad de la emoción y el ánimo, es el factor que ofrece la libertad de crear sin los límites e inseguridad del azar.

Además de estos procedimientos metódicos, organizados, con capacidad de reproducción y manejo de habilidades desde lo cuantitativo, una técnica debe estar sustentada por una filosofía que defina sus motivaciones y búsquedas. La filosofía da orden a la creación dentro de una técnica y otorga un fundamento a todo el proceso. Históricamente, el teatro ha podido ser desarrollado desde distintas técnicas que han generado a su vez, distintas poéticas creadoras, tipos de textos y una inmensidad de tratamientos estéticos de la escena, sin embargo, ninguna de estas técnicas que han trascendido el tiempo y las limítrofes geográficas, ha sido creada en Centroamérica, hasta hoy.

La fragmentación es una forma de hacer, entender y crear teatro, presenta todo un procedimiento reglamentado para poder entrenar al actor en la creación de personajes, resolución de conflictos escénicos, atención abierta, conexión y fluidez entre el cuerpo y la voz, detección y tratamiento minucioso del texto dramático, comprensión integral de las atribuciones de un actor y un director, así como el fundamento teórico y filosófico que da el motor de motivación a cada uno de los ejercicios que se realizan. El maestro Tito Ochoa, su creador, explica que la fragmentación procede principalmente de la teoría de fractales, de allí su denominación (fragmentación) y constitución (seis grados de fragmentación), pues en esta técnica se trabajan seis grados a modo de fractal, es decir que cada grado contiene a los demás tanto en la teoría como en la práctica. Se fundamenta, también, en la dialéctica marxista (tesis-antítesis-síntesis, unidad y lucha de lucha de contrarios), algunos de los preceptos construidos por Declan Donellan (la diana), el tratamiento de la imaginación desde una perspectiva de Chejov (paseador doble o conciencia dividida), posee influencias del teatro alemán y checo, el trabajo corporal se aborda desde una perspectiva de biomecánica de Meyerhold, sin llegar a estructurar estudios de movimiento propiamente dichos, pero que en la ejecución plástica recuerdan los principios del otkaz, posyl, stoika y tormoz. Además, la fragmentación basa su trabajo en el texto dramático y desarrolló un sistema detallado para la apropiación del texto con el cuerpo a partir de la implementación de los niveles de estudio de la lengua del español.

Cada grado de fragmentación responde a una naturaleza lingüística -fonética, fonológica, morfológica, sintáctica, semántica y pragmática- , que permite explorar a profundidad uno de los elementos fundamentales del quehacer teatral: la voz y la palabra. El trabajo que se realiza inicia desde la comprensión mínima del idioma, que es el sonido y finaliza con la apropiación y comprensión de todo el significado complejo de las palabras dentro de un contexto mayor. Cuando se dice “finaliza”, se hace referencia a la primera etapa de trabajo de fragmentación, pues después de haber llegado al sexto grado de fragmentación, por su naturaleza fractaria, el proceso debe regresar al primero de los grados pero con la aplicación de las herramientas adquiridas en los grados anteriores.

Algunos de los principios de la fragmentación son: 

La integración del concepto filosófico materialista de la tesis-antítesis-síntesis, así como la ley de unidad y lucha de contrarios.

 ● La condición constante de lo particular y lo general 

● La acción física como punto de partida para la creación

También propone una línea definida para tratar los textos en su traslado e interpretación para la escena desde la visión de dirección, trabaja siempre a partir del aspecto musical de las palabras en concordancia con la corporalidad. 

Un criterio relevante que debe tomarse en cuenta durante todo el proceso, es que la creación final que se expone en la escena no debe mostrar ningún rasgo de fragmentación, pues los grados de esta no son para exponerse en la escena y no debe verse como una sucesión de movimientos “cortados”, si no que debe mostrar partituras de acciones fluidas. 

Este es solo un brevísimo acercamiento, general y panorámico del trabajo que realiza Tito Ochoa desde hace más de diez años en Honduras. Aunque también es importante recordar que el maestro Ochoa empezó a trabajar su técnica “La fragmentación” en Colombia durante muchos años, en los que entrenó a una gran cantidad de actores y actrices que aún hoy ponen en práctica esta técnica. Lo más importante de esta labor de difusión de la técnica de la fragmentación, es que se expanda sin límites regionales, puesto que es suficientemente universal para poder ser utilizada en cualquier tipo de montaje escénico, sin importar el género dramático o el público a quién está dirigida, esta difusión desea ofrecer un proceso claro y metódico a quienes simpaticen con esta manera de hacer teatro. Para poder profundizar en esta técnica, conocer los ejercicios, el tipo de entrenamiento y todos los detalles, más adelante el lector podrá tener acceso a la publicación del libro “La fragmentación, de Tito Ochoa, una técnica de teatro centroamericana”.

Por el momento nos complace compartir este acercamiento con los conocedores del teatro, con los ávidos por la investigación y el conocimiento, con aquellos inquietos estudiantes de teatro que no se limitan por la academia, con aquellos profesores que buscan las formas de mantenerse actualizados, este acercamiento es para todos aquellos que viven el teatro veinticuatro horas, siete días a la semana, esta es la fragmentación y está lista para recorrer los teatros del mundo.

 Emy Coyoy

Marzo 2022

Compañía Artística Midas